lunes, 29 de noviembre de 2010

EN MEDIO DE UNA ENCRUCIJADA

Hola:

Estoy frente a un cruce de caminos, espiritual.

Me he detenido para ver el horizonte y preguntarme:

 ¿Cuál es mi sendero? ¿Por dónde debo seguir?

¿Te ha ocurrido alguna vez?  Hacemos un alto, sabiendo que debemos comenzar de nuevo. Es una certeza que te llega al corazón.

Le he pedido a Jesús que me ayude a ver más allá de lo que mis ojos pueden ver. A ir mas lejos de lo que mi imaginación me permite.

Como siempre me lo ha dado todo a cuenta gotas, porque si me da lo que necesito de golpe, no podría comprenderlo ni contenerlo. 
Somos tan limitados, como un vaso pequeño en el que pretendes vaciar un tanque  de agua.  

Se me ocurrió de pronto una buena solución. Necesito un envase mayor. Que no esté limitado como yo.

He participado de misa y durante la comunión le dije a Jesús:
"Ahora somos dos. Tú y yo. trabajaremos juntos. Y lo que no comprenda, basta que tú lo sepas y lo haremos a tu manera".
De inmediato las ideas empezaron a fluir, como un río caudaloso, imposible de contener. Vida estaba a mi lado. Le pedí un lapicero y empecé a escribir, a retener, lo que pude. Eran tantos pensamientos a la vez, que se desbordaban.

Lo imagine como un rompecabezas.  Te dan las piezas, cada una diferente, pero que unidas muestran un cuadro uniforme.

Dios me había dado un rompecabezas para armar. 

Me he levantado temprano hoy y aquí estoy, frente a mi computador, amando las piezas, empezando a descubrir el cuadro que debo ver, el que Él ha dejado frente a mi.

Como ahora somos dos, es más fácil hacerlo.

Jesús siempre me lleva la delantera. Avanza y me espera sobre una montaña, como diciendo:
"Vamos Claudio, acá estoy... Ven".

Y yo acelero el paso  y corro hacia Él.

Emocionado me espera y me abraza, como un amigo, cuando llego.
"¡Bravo!", me alienta...  Y luego de un breve descanso me dice:
"Hay mucho camino por recorrer".
Yo, más repuesto, me levanto y le sigo el paso, buscando sus huellas, mientras Él me espera a lo lejos y me llama a la distancia.